LATAKIA !

Ciudad y puerto del noroeste de Siria, capital de la de la gobernación de Latakia (Población en 1995, 320.000 habitantes).Antiguamente era la ciudad fenicia de Ramitha, reconstruida (230 a.C.) por Seleuco I, convirtiendose posteriormente en la ciudad romana de Laodicea ad Mare.Bizantinos y árabes lucharon por ella desde el siglo VII al XII d.C. La ciudad fue capturada por los Cruzados en el año 1098 y floreció en el siglo XII hasta su captura por Saladino en el año 1188.

Desde el siglo XVI a la Primera Guerra Mundial perteneció al Imperio Otomano. En el periodo de entreguerras fue administrada por los franceses (1920-1942) siendo la capital del territorio los Alawitas. En 1942 fue incorporada a Siria. Es la sede de la Universidad de Tischreen. 

Centro comercial de la región agrícola que la rodea, desde su importante puerto marítimo se exportan bituminosos, cereales, algodón, fruta y el famoso tabaco de latakia… ……. justo lo que a nosotros nos interesa. El latakia, la latakia, ni en eso nos ponemos de acuerdo, es sin lugar a dudas el tabaco más controvertido, tan amado como odiado, a pocos deja indiferente. Es invitado de honor en las mezclas inglesas, y el dueño de la fiesta en las mezclas llamadas balcánicas. Algunos fumadores tienen para él una capacidad parecida a la princesa del cuento, encuentran el “guisante”, incluso donde no lo hay.

Su nombre científico es Nicotiana Persica, es la planta más pequeña de las plantas del tabaco, y se cultiva principalmente en Siria, Líbano y Chipre. Muchas leyendas rodean sus orígenes, se cree que el latakia tal y como lo conocemos surgió por casualidad. Parece ser que tras una cosecha abundante el excedente fue almacenado por los cultivadores, colgando las plantas de las vigas de sus casas ahumaron así involuntariamente el tabaco con sus fogatas. 

Esta historia enlaza con la que relaciona el peculiar aroma de este tabaco con el combustible usado para ahumarla. En esa época y aún hoy en algunos lugares, los excrementos de los animales son una importante fuente doméstica de combustible, lo cual no hace descabellado pensar que algún camello pudo en su día estar involucrado. En la actualidad se emplean hierbas aromáticas y maderas, ya no es necesario que el camello procese antes las hierbas.“Sobraine of london” empieza en 1874 la fabricación de una marca de tabaco que contenía la variedad de latakia llamada “Abu-Rhima”. Esta mezcla era exclusiva para los Jueces de la Corte de Saint James, el éxito de la mezcla llevó a la casa “Orlik” a sacar a la venta un tabaco condimentado con latakia, “El tabaco de los doce jueces”, forma en la que se conoce a los jueces de la Corte de Saint James. El descubrimiento del nuevo tabaco en Europa y su aumento en la demanda forzó a las autoridades Sirias a establecer controles en la producción, clasificando por categorías el tabaco, de “Abu-Rhima”, la más alta, a latakia negra y azul, en orden descendente. El cultivo de este tabaco se extendió pronto a otros lugares del Mediterráneo. Actualmente casi todas las casas de tabaco incluyen alguna mezcla con mayor o menor contenido en latakia, ya sea siria o chipriota. De la página de G.L. Pease, www.glpease.com, el afamado mezclador de tabacos, hemos traducido un interesante artículo sobre este polémico tabaco.

“Diplomacy is entirely a question of the weed. I can always settle a quarrel if I know beforehand whether the plenipotentiary smokes Cavendish, Latakia, or Shag.”
Lord Clarendon (Diplomático inglés, 1800-1870)

Lord Clarendon decía: “La diplomacia es una cuestión de hoja. Siempre puedo resolver una disputa si conozco de antemano si el embajador fuma cavendish, latakia, o picadura” .. Si esta cita es realmente de Lord Clarendon (1800-1870), que fue embajador en Madrid de 1833 a 1838, conocía la Latakia antes de su comercialización en Inglaterra (1874). De cualquier forma no le faltaba razón, es una buena forma de comenzar a discutir.

Fuentes consultadas:

The Columbia Enciclopedia, Enciclopedia Encarta, Enciclopedia Britannica, www.pipes.org, textos de Toni Pascual y P. Romero en www.pipaclub.com.ar, www.glpease.com,...

Historia de dos latakias

Durante muchos años el latakia sirio ha sido casi inasequible. Hemos oído muchos lamentos acerca de la perdida de esta noble hoja, a menudo acompañados por el sentimiento de que si el latakia sirio estuviese aún disponible, todo volvería a su lugar en el mundo del tabaco. (Una histeria similar existe en el mundo del cigarro. La mística de los Habanos es tal, que algunos harían cualquier cosa para conseguirlos, y exaltan sus virtudes a pesar del hecho de que hay cigarros extraordinarios hechos en otros lugares, y de que muchos de los puros cubanos de hoy, francamente, bordean la mediocridad). Pero esta desilusión no se limita a la señora nicotina. En nuestra búsqueda de la vieja mezcla de la Arcadia, parece que a menudo perdemos de vista el hecho de que las cosas del pasado a veces se vuelven mas preciosas una vez que no están disponibles. (Esta es una de las tragedias del arte; un artista rara vez es totalmente reconocido, económicamente, o por su talento, hasta que su muerte nos asegure que no se producirán obras suyas, convirtiendo en impagable lo que una vez fue apenas aclamado, o en algunos caso, simplemente tomado por extraño.

En nuestro luto colectivo por la ausencia de la sagrada hoja siria, es fácil no darse cuenta de lo que tenemos. ¿Y la fina hoja de Chipre? Con el latakia sirio abriéndose camino de nuevo en nuestras pipas, quizás es un buen momento para examinar el mundo del latakia en general. Mirar más de cerca cada tipo de hoja nos ofrecerá la oportunidad de tomar una nueva perspectiva de ambas variedades de esta maravillosa noble hierba ahumada.

Características del Latakia

Aunque el latakia originario de Siria, un ingrediente necesario de muchas mezclas clásicas de antaño, y la ahora más común hoja de Chipre, compartan nombre y técnica de curado, estos dos tabacos son entre si muy distintos, teniendo cada uno cualidades únicas, y muy diferentes personalidades.

El latakia sirio proviene de las largas y estrechas hojas de la planta conocida como “shekk-el-bint”. Tras cortarla, la hoja es secada al sol, después se cuelga en graneros para ser ahumada sobre brasas de hojas y maderas locales, dando así el característico aroma ahumado y su distintivo sabor. El "shekk-el-bint" es un tabaco fuerte, poseyendo una generosa dosis de nicotina, la cual es parcialmente responsable del robusto cuerpo de la fumada. Después del largo proceso de curado, la hoja es de un color caoba parduzco, con un aroma picante, terroso, ligeramente penetrante, con reminiscencias de las fogatas de las acampadas en la playa.

Su rotundo sabor es picante y algo fuerte; quizás podría considerarse agrio, y puede dominar una mezcla si se usa en gran cantidad, prevaleciendo sobre todos, excepto sobre los virginias más robustos. En pequeñas cantidades se mezcla delicadamente con su cohorte; en cantidades grandes se erige en jefe. Fumada directamente, se convierte en una clara dictadora –una sobrecarga de sensaciones acontecen rápidamente y un gusto fuerte permanece en la lengua. También puede hacer que la habitación gire para aquellos no acostumbrados o que no toleren altas dosis de nicotina.

La prima isleña del latakia sirio del otro lado del Mediterráneo comienza la vida como una variedad de Smyrna de hoja pequeña, o variedad Izmir. Es un tabaco de tipo turco, con poca nicotina, y conocido por su delicado sabor dulce y excelentes características de combustión. La hoja cortada se cura al aire en cobertizos y luego tratada de una forma similar a la usada en el latakia sirio. El producto acabado es casi negro, con un aroma más profundo y oscuro que su colega sirio. En comparación, su sabor es menos picante y su sabor ahumado más redondeado y menos definido. Su notable dulzura es diferente a la de un virginia maduro o a la de un aromático, es algo más furtivo, situándose en zonas más oscuras. Aunque más dócil que la siria en su naturaleza, el latakia de Chipre puede ser no obstante opaca, ahogando tabacos más delicados si se usa en cantidades muy grandes. Una sobrecarga de sensaciones similar a las ocasionadas por la variedad siria puede ocurrir si se fuma directamente, sin los efectos especiales de Hollywood, aunque el gusto es más efímero.

Cada uno de estos tabacos proporciona un color distinto y único en la paleta del mezclador, y con la larga ausencia del latakia sirio muchos colores en el espectro de mezclas de estilo inglés se han echado en falta. Que la línea del suministro está una vez más abierta es una noticia verdaderamente excitante para los amantes de estos sofisticados tabacos, al expandir y extender el abanico de posibilidades para la creación de nuevas mezclas, a la vez que permitir la oportunidad de quizás revivir algunas de las mezclas clásicas del pasado.

Mezclando el latakia:

Mezclar es un acto de equilibrio; aunque pueden inventarse las pautas, no hay ninguna regla fija. La fuerza y profundidad de cada tabaco debe de ser tenida en cuenta, junto con el resultado que el mezclador está buscando. Los porcentajes indicados en los párrafos siguientes sirven meramente como un punto práctico de referencia. Cada fumador tendrá una reacción individual a los varios componentes de una receta, pero en una mezcla bien ejecutada, cada ingrediente debería combinar armoniosamente, resultando una mezcla que sea verdaderamente más que la suma de las partes.

Si el latakia de Chipre puede compararse a un oporto viejo, la siria puede asemejarse a un jerez seco. Por esta razón, estos dos tabacos deben manejarse diferentemente al crear una mezcla. Cualquier tipo de latakia puede descubrirse en una mezcla en las cantidades tan pequeñas como el 3%, o el 5%, su presencia es inequívoca. Más allá de estas pequeñas cantidades, empieza realmente a hacerse notar.

Cuando la cantidad de hoja de chipriota en una mezcla se acerca al 10%, sus profundos y singulares sabores dulces afloran, y su carácter se desarrolla progresivamente hasta el 40-45%, en cuyo punto el latakia ensombrecerá a casi cualquier otro tabaco presente en la mezcla, produciéndose una perdida de matices y complejidad, resultando la fumada una experiencia unidimensional. Ciertamente hay mezclas que contienen incluso más del 45% de latakia chipriota, las cuales son disfrutadas por muchos fumadores, aunque más por la “Experiencia latakiana”, que por su sutileza.

Debido a su dulzura, el latakia sirio se mezcla sin fisuras, en cantidades moderadas, con virginias, mejorando la complejidad de la mezcla, a la vez que añade cuerpo y su distintivo sabor ahumado. La combinación de hoja chipriota con los tabacos orientales es quizás donde el más gran cuidado debe tomarse. Debido a su delicadeza, los tabacos turcos son dominados fácilmente por los intensos sabores del latakia. Si poner una pizca es recompensado por una mezcla de sutileza sublime, un puñado es como poner demasiado picante en la salsa, uno no olvida la experiencia fácilmente.

Como en el vino, el carácter del latakia sirio empieza a emerger totalmente con el 10 a 12%, aumentando la fuerza de su “voz” hasta convertirse en dominante cuando alcanza el 30-35% cuando su acidez puede convertirse en desagradable. Especial cuidado debe tenerse al mezclarlo con tabacos más delicados para evitar la saturación, donde los vivos y ácidos sabores de la latakia ocupan mucha de la atención del fumador, dejando poco sitio a los matices. Una consideración adicional es el contenido de nicotina; el latakia sirio es un tabaco fuerte, y demasiado en una mezcla puede crear una fumada de “tumbar de espaldas”.

El sabor del latakia sirio, aun siendo intenso, es en esto mas transparente que el del latakia chipriota. Usado con sobriedad, puede agregar nuevas dimensiones a una mezcla oriental con su sabor ahumado claro y directo. Sin embargo, debe tenerse cuidado sobre todo al mezclarlo con virginia. En pequeñas cantidades puede añadir brillo a un virginia oscuro y maduro, pero si se usa demasiado, el resultado puede ser muy discordante. Como con cualquier especia, errar en el lado de la mesura, es generalmente la aproximación más sabia.

En resumen.

El latakia es conocido en siria como "Abourihm", el rey del sabor, y es fácil ver como este sobrenombre fue acuñado. También es fácil ver que sin equilibrio, el latakia puede volverse un déspota dominador, encarcelando a cualquier sabor que se atreva a desafiar sus reglas. El mezclador, actuando como consejero al trono, puede sacar lo mejor que este monarca reinante puede ofrecer, sugiriendo que su mando sea suave, equitativo y justo, y no colocándolo a demasiada altura de sus leales súbditos, los cuales contribuyen cada uno con algo especial al reino.

Recientemente es raro que la comunidad de fumadores de pipas tenga verdaderamente grandes noticias, sobre todo en lo concerniente al tabaco. La llegada del latakia sirio a nuestras costas debe de ser festejada con champán y corte de cintas, aunque no debemos olvidar al soberano reinante de Chipre. Tanto si preferimos a uno u otro, o mejor aún si disfrutamos de ambos, cada uno con sus únicas cualidades, ¡levantemos nuestras pipas a ambos tronos con alegría! ¡Larga vida a los reyes!

G.L. Pease

[Originariamente escribí este artículo para Pipe Friendly Magazine, donde apareció en el vol. 5, No. 2]

Traducido con permiso de G. L. Pease

Artículo escrito por Antonio Martín Orozco

Traido da http://www.capmadrid.com 

 

 

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